Disfrutar al máximo de nuestro tiempo libre es algo que todos nosotros pretendemos conseguir. Y, aunque existen múltiples maneras de hacerlo, a muchos de nosotros nos gusta relajarnos y disfrutar tranquilos de una tarde en el salón, sentados en el sofá y viendo la televisión. Nuestra principal preocupación pasa a ser que nada atormente o perturbe ese momento de asueto y descanso.
El problema es que sí que existen peligros para esos momentos de tranquilidad. Y existen casi para cualquier momento. En invierno, el frío se apodera de nuestro cuerpo e incomoda durante nuestras horas de relax. En verano, el sol puede ser un elemento nocivo ya no solo por el calor que se desprende de él sino por el exceso de luminosidad que provoca en diferentes ocasiones.
Precisamente esto era lo que me echaba para atrás a la hora de tumbarme en el sofá este verano. Vivo en un quinto piso y, por fortuna, se trata de una vivienda que está bien orientada y en la que el sol pega mucho. Sin embargo, a veces este sol molesta demasiado y es necesario limitar sus efectos de alguna manera. Desde luego, en mi situación me veía obligado a ello si no quería sentirme incómodo en mi propia casa.
La solución que yo buscaba estaba inventada y se llamaba toldo. Con uno de ellos sobre mi terraza, podría encontrarme mucho mejor y hacer de mi salón un lugar más apetecible y habitable. De esta manera estaba seguro que podría disfrutar mucho más de una estancia que sin duda alguna es la preferida por millones y millones de personas en todo el mundo.
Era verano y como el sol molestaba durante buena parte del día, necesitaba una solución inmediata. Comencé a buscar tiendas en las que pudiera adquirir un toldo de buena calidad y, si era posible, a un precio bajo, ya que mi economía no anda precisamente para gastos demasiado elevados. Tenía un poco de desconfianza, puesto que era la primera vez desde que me independicé de mis padres que iba a comprar un toldo y no sabía qué me podía encontrar.
Tras unos primeros días en los que no tuve mucha suerte, encontré Toldos Clot, una tienda especializada en productos como los que yo quería y que los tenía a la venta por un precio bastante bajo. No dudé en acudir a su establecimiento y escoger el que más me gustó para mi terraza. Los dependientes me comentaron que la misma empresa se encargaría de la instalación del toldo en apenas unas horas, cosa que me dejaba bastante tranquilo.
Mejoría en mi calidad de vida
Efectivamente, en menos de un día tenía el toldo situado sobre mi terraza, por lo que pude utilizarlo desde la tarde siguiente. En cuanto lo bajé por primera vez quedé gratamente sorprendido debido a la diferencia que proporcionaba. De tener un salón excesivamente luminoso y caluroso, pasaba a tener una estancia fresca, con una entrada de luz ideal y muy propicia para hacer una vida completamente buena.
Tanto mis amigos como mis padres destacaron este tipo de cuestiones en cuanto vinieron a visitarme y observaron el cambio. Mi madre, que siempre había sido fanática de los toldos, se quedó impresionada de que su hijo, aunque joven e inexperto, hubiera dado con una tienda seria y profesional a la hora de instalar un elemento tan importante para un piso como lo es un toldo. Su mirada lo decía todo.
Llevo unos cinco meses con el toldo y, aunque ahora en invierno no lo utilizo, me puedo quedar tranquilo para cuando, de aquí a cuatro meses, comiencen a hacerse más largas las tardes y el sol sea más incisivo y peligroso. Sé que la compra que hice en Toldos Clot es una inversión a largo plazo y, desde luego, que la he amortizado ya. No me cabe ninguna duda.