Pasado en Año Nuevo llegan esos propósitos con los que te convences de empezar el año con buen pie.
Para mí, los principales objetivos que tenía planteados eran viajar y hacer algo más de deporte. El primero no me fue tan difícil de cumplir, de hecho, en un mes ya había planeado un pequeño viaje a Barcelona alojándome en el Boria Bcn, mi hotel favorito de la ciudad.
Sin embargo, lo segundo sí que me costó un poco más. Y es que añadir una práctica a tu día a día supone una mezcla de constancia y voluntad que, a veces, con el acelerado ritmo de vida que vivimos es más difícil de conciliar.
Si bien, sabía las enormes ventajas que el Yoga y la Meditación podían traer a mi vida, que me ayudarían a dar claridad a mi mente y a estar más sana y reencontrarme y conectar con mi cuerpo.
Lo importante es recordar que no hay una forma correcta de comenzar esta práctica. Lo primero es buscar una esterilla de yoga o algo similar y sentarnos en ella. Darnos tiempo y tener en cuenta que cada día nuestro cuerpo es diferente.
Elegir un rincón de casa que nos transmita tranquilidad, decorarlo de una forma especial, podemos ponerle velas y mejor si es un rinconcito con luz natural. No hay una hora más adecuada, pero a mí me gusta practicar yoga por las mañanas antes de ducharme y desayunar para ponerme a tono y coger el día con energía.
Trucos para Afianzar la Práctica Diaria de Yoga en Casa
Al final se trata de disfrutar de la práctica no solo por sus enormes ventajas para calmar nuestra mente sino también para conectar con el cuerpo.
Es importante que sepamos con claridad cuál es nuestra intención con nuestra práctica para que podamos sacarle el máximo partido, además de consolidarla como práctica en nuestra rutina.
A partir de ahí, la constancia será nuestra principal aliada. Solo si mantenemos la práctica de manera constante conseguiremos descubrir sus múltiples ventajas.
Es interesante contar con la opinión de un instructor, ahora con Youtube es mucho más fácil porque hay muchos cursos a los que podemos subscribirnos y seguir las indicaciones del instructor según nuestro nivel, de ese modo, este nos guía en la práctica desde la comodidad de nuestro propio hogar.
Debemos de aprender los diferentes ejercicios, así como cuáles son los más adecuados para nosotros, las pautas de respiración que deben de acompañar a los diferentes movimientos y asanas.
Normalmente la duración de la sesión es algo que podemos amoldar a nuestras posibilidades, si bien lo mejor es que estas ronden entre los 15 a 60 minutos, dependiendo de las dificultades de cada sesión y los objetivos a los que queramos llegar en cada sesión.
Con el tiempo, cada vez nos será menos difícil y conscientes de todos los beneficios que vienen con la práctica habitual se convertirá en una de nuestras prioridades.
Eso sí, no debemos de forzar la práctica sino disfrutar de ella y darnos ese momento para relajarnos y disfrutar de estar en casa.