Mi hijo no quiere salir de casa, ¿qué hago?

Si eres padre seguro que sabes de lo que estamos hablando. Los adolescentes no tienen término medio. O todo o nada. Es decir, o se pasan o no llegan. Y esto suele ocurrir cuando se habla de las salidas. Hay niños y niñas que no pisan por casa, que les gusta estar fuera. Y en cambio, hay otros y otras que lo que quieren es estar en casa. Se niegan a salir porque tienen algún tipo de temor. Si estamos ante esta situación hay que tomárselo en serio porque puede deparar en futuros problemas.

Es una imagen muy constante el llegar a casa y ver a tu hijo en casa. Quizás esté frente al televisor, jugando a la consola o pasando horas y horas frente a su teléfono móvil. Si vemos que nuestro hijo no quiere salir de casa, que apenas tiene amigos y que solo quiere estar él solo, hay que ayudarle. Debemos considerar la posibilidad que cuando unos padres dicen “es que no quiere salir de casa nunca” no sea exactamente verdad. Es decir: el niño sale por las mañanas para ir al cole al que va de 8:30h a 16h. Luego vuelve a casa y a las 17h cuando le dicen de salir al parque, dice que no. Puede ser que sea por cansancio, es una de las razones a tener en cuenta. Pero una vez que lo hayamos comprobado, hay que pensar en razones más profunda.

Mira y actúa

Por ejemplo, la primera medida que habrá que hacer es realizar una visita al colegio o instituto. Hay que preguntarles a los profesores y establecer una comunicación con su hijo para ver qué es lo que está sucediendo. Y es que detrás de estos comportamientos puede haber un caso de bullying, de baja autoestima, depresión o quizás ha recibido sobreprotección de su parte y le da temor salir de su zona de confort.

Está claro que, al igual que los adultos, los adolescentes y los más pequeños también requieren experimentar con el mundo exterior. De eso depende que forme su personalidad y no tenga dificultad en relacionarse con los demás en un futuro. De nada sirve tener al niño o niña más inteligente si luego no sabe relacionarse con el resto de las personas y de la sociedad.

Hay que buscar las razones y para ello consultamos a Marisa Hernández Torrijo, sicóloga especialista en casos de sicología para adolescentes. Ella establece que en el instante en que este proceso se desvíe de lo esperable; que es el desarrollo de la sociabilidad, nos debe plantear varias posibilidades. “La socialización de nuestros hijos es un proceso progresivo el cual se inicia con la interrelación con las personas del hogar y en la medida que van creciendo encontramos que se extiende a los compañeros de colegio y de vecindario”, explica.

Vivimos en un mundo hiper-estimulante y estresante. Y los niños también se estresan. Vamos a un ritmo diario, cotidiano, demasiado alto para lo que los niños pueden soportar. Y lo aguantan porque no tienen más remedio, pero su nivel de estrés es alto. Y es que los adolescentes también sufren de este tipo de enfermedad tan presente en la sociedad actual.

Qué hay que hacer en casa

Una vez que el profesional nos haya dado estos consejos, será el momento de vivir el día a día. En la medida de lo posible, respetarles su necesidad de estar en casa. A veces no será posible porque tendremos que salir sí o sí, pero otras veces será evitable. En estos casos, evitémoslo y respetemos su necesidad.

Lo que está claro es que no hay que creer que esto es para siempre y no querrá salir jamás. Es probable que en unas semanas cambie esta tendencia, pero también es posible que sea también parte de su carácter, más casero. Hay que respetarle.

Por eso, si eres padre o vas a serlo, tienes que saber que hay que trabajar con los más pequeños desde edades tempranas, promoviendo a la amistad, a que socialice con otros niños y disfrute de esos espacios de esparcimiento. Está claro que la motivación es muy importante. Por eso, hay que acompañarles y jugar con ellos al aire libre. Esto hará que lo vean como algo importante y bueno para ellos, que se sientan seguros y de ese modo disfruten plenamente del juego.

Otra cosa que puedes hacer, que funciona, pero no es instantánea, es imaginártelo saliendo con sus amigos y divirtiéndose como a él le gusta. Eso tendrás que hacerlo al menos dos veces al día, en un estado relajado. Poco a poco tu actitud irá cambiando y podrás ayudarle mejor a que disfrute de esos años de juventud compartiendo con sus amigos.

Esperemos que con estas medidas logres que tu hijo poco a poco vaya perdiendo este miedo a salir de casa.

 

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