Sé que todos los que estamos aquí somos unos apasionados del sillonball. Consiste en la cómoda tarea de pasar largas horas sentados o recostados en el sofá viendo la televisión. Hay que reconocer que es una gozada comenzar un domingo por la mañana con la carrera de motos y un vermut. Luego el fútbol de la tarde junto a al chupito y una copita. Y para terminar, por la noche, una buena película junto a trozo de pizza. El plan mola, pero es peligroso. Por eso te quiero hablar de los peligros que tienen el sillonball.
Como todo en la vida, si las cosas se hacen en exceso acaban siendo perjudicial. Y el sillonball tiene muchos problemas. Solo en el Reino Unido, publica el Daily Mail, se estima que el sillonball provocó 70.000 muertes en 2016. Su coste tampoco es baladí, nada menos que 874 millones de euros al año. Y estas cifras son conservadoras, según los investigadores de Queen’s University Belfast y Ulster University en el Journal of Epidemiology & Community Health.
Problemas más frecuentes
Como es lógico, dentro de estos problemas se añade dolores de espalda, o de obesidad por estar amarrado al sofá, pero también hay un problema de morir de forma súbita. Estar sentados tanto tiempo afecta a nuestras hormonas, metabolismo e incluso nuestro cerebro. Sí, porque nuestro estado de ánimo cambia, podemos sufrir más riesgo de depresión y de demencia. Nuestro sistema cognitivo tampoco es inmune al sedentarismo. Hay que moverse porque en muy poco tiempo vamos a notar que algo no va bien en nuestro cuerpo.
Por desgracia, yo estaba en esta situación. Tuvo un problema de salud y los médicos me recomendaron que tenía que salir de casa. Hacer algo, moverme y no estar todo el día en el famoso silloball. Al principio me costó pero luego he visto que es lo mejor que he podido hacer. En mi caso me apunté como entrenador al equipo de baloncesto de mi hija del colegio. Dio la casualidad que el entrenador se tuve que marchar por motivos personales y el equipo se había quedado sin técnico.
Recuerdo el día que mi hija me lo propuso. Yo estaba, como no, en mi sillonball. Se me acercó Patricia y me dijo “papá, ¿por qué no te mueves del sillón y eres tú nuestro entrenador?”. La verdad es que fue una frase que me llegó al alma. Así que decidí formar parte del proyecto. Los primeros días fueron duros, notaba que me costaba levantarme. Y era normal, mis huesos estaban oxidados. Pero con el paso del tiempo me noté mucho mejor.
Ahora ya formo parte de la dinámica de todo el equipo. Entrenamos dos días a la semana, el fin de semana jugamos. Además durante la semana también hago otros cometidos para el club. Por ejemplo, llevo la ropa de jugar al Washup, una empresa de franquicias de lavandería autoservicio que tiene diferentes establecimientos repartidos por toda España. Es un servicio de lavandería muy económico y la verdad es que me siento útil y en forma.
Sillonball desde niños
Hace unas semanas leí un estudio elaborado por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria y Kellogg’s que constataba el declive de la actividad física al acabar secundaria. No obstante, el 60% de los jóvenes aún cumplen con la actividad física normal para su edad. La falta de ejercicio puede acabar en obesidad, que en la Comunitat afecta ya al 14% en niños y jóvenes.
Pero lo del silloball va más allá de las enfermedades. En cuanto a las relaciones sociales, los riesgos son: tener menos amigos y las pocas amistades, menos duraderas, matrimonios poco satisfactorios, relaciones impulsivas fuera de la pareja y maternidad/paternidad no deseada demasiado pronto. También están los riesgos en la conducta sexual, en forma de sexo de riesgo y más pronto de lo habitual, cambios de pareja frecuentes, lo cual en las mujeres, es un determinante del cáncer de cuello cervical. Relaciones muy cortas y esporádicas, sexo casual y sin tomar medidas preventivas ni anticonceptivas.
Como aficionado al sillonball, te puedo decir que en la vida hay que moverse. Uno no puede estar todo el día sentado en el sillón. Intenta buscarte un hobyy o algo que te distraiga, y sobre todo te haga levantarte de tu sillón.