¿Cuándo ir al fisioterapeuta?

Pensamos que ir al fisio es para cuando tenemos una lesión o cuando padecemos un dolor muscular que no nos deja vivir. Esta opinión es un grave error. Acudir habitualmente al fisioterapeuta, incluso en condiciones normales, nos ayuda a sentirnos mejor. Te hablamos en este artículo de situaciones habituales en las que es beneficioso visitar a este profesional.

El fisioterapeuta es un técnico sanitario que por medio de ejercicios y recomendaciones consigue que tengamos un buen tono muscular. Como sucede en casi todas las áreas de la salud, la prevención es la clave del bienestar. Ponernos en manos de un fisio evitará que tengamos complicaciones futuras.

La vida diaria deja sus huellas en nuestro organismo. Lo mismo sucede si llevamos una vida activa como si tenemos una vida más sedentaria. Si practicamos ejercicio debemos tener el cuerpo preparado para absorber los impactos. Correr, por ejemplo, produce pequeñas vibraciones y golpes en las rodillas y en las caderas. Impactos que son canalizados por los músculos de las piernas. Si estos no están correctamente alineados, pueden dar lugar a accidentes como los esguinces. Algunos de nosotros, tomamos la determinación de practicar deporte de un día para otro. Sometemos a nuestro cuerpo a una sesión intensa de ejercicio que puede resultar contraproducente, ya que los músculos no están acostumbrados a tal actividad.

Algo similar sucede con la vida sedentaria. Trabajamos sentados frente a una mesa con un ordenador. Nuestro tiempo libre lo pasamos sentados en un sofá mirando la televisión. Cogemos el coche para ir a comprar al supermercado o para recoger a los niños del colegio. Tenemos los músculos relajados todo el día y en el momento en que los forzamos un poco o adoptamos una mala postura, se resienten.

Los fisioterapeutas de la Clínica Herraiz, una clínica en la Manga del Mar Menor que imparte esta disciplina junto a la electroterapia y la magnetoterapia, nos dicen que la fisioterapia es calidad de vida. Hacer que nos sintamos bien en nuestro cuerpo es una inversión de futuro para que tengamos una vida sana y agradable, en el terreno físico.

No hay nada peor que sentir molestias a medida que se van cumpliendo años. Una buena parte de estos dolores provienen de no habernos cuidado antes. Al mismo tiempo que consumimos una alimentación saludable y mantenemos el cuerpo activo, practicando actividad física moderada regularmente, mantener un tono muscular adecuado es fundamental para sentirnos mejor.

Estas son algunas situaciones cotidianas, o no las más habituales, en las que es interesante visitar al fisioterapeuta.

La vida habitual.

Una buena parte de los dolores de espalda que sufrimos provienen de malas posturas que adoptamos a la hora de sentarnos o de coger peso. Son gestos que realizamos habitualmente. No nos damos cuenta de que los hacemos porque los tenemos interiorizados. Estamos acostumbrados a ellos. Con el tiempo, terminan ocasionándonos dolores que no entendemos por qué se producen.

Si realizas tu actividad laboral, sentado frente a un escritorio, lo habitual es que tengas el cuerpo echado hacia delante. Mantienes la columna vertebral arqueada durante 7 u 8 horas al día. Llegará un momento en el que la espalda se adolezca, puesto que no es su postura natural. Deberíamos sentarnos con la espalda apoyada en el respaldo de la silla, formando un ángulo recto entre el tronco y las piernas.

Los choferes suelen padecer dolores de espalda con el tiempo. No lo asumen como tal, pero se trata de una enfermedad profesional. Les sucede a los camioneros, taxistas y a todos trabajadores que pasan el día delante de un volante. Aunque parezca que están relajados, tienen el cuerpo en tensión. Deben estar atentos a lo que sucede en la carretera y reaccionar con rapidez ante cualquier imprevisto. Esta situación de estrés físico tiene repercusiones sobre las vértebras y el tejido muscular que lo rodea.

Otra de las prácticas normales que castigan nuestra espalda es la forma que tenemos de coger peso del suelo. La manera que empleamos para levantar un bulto es doblar el tronco manteniendo las piernas rectas. Lo hacemos por inercia, tal vez porque pensamos que es más rápido. Lo que estamos haciendo es cargar todo el peso sobre la columna vertebral, cuya función es mantenernos erguidos, no actuar como una grúa humana. Deberíamos flexionar las rodillas y mantener la espalda en posición vertical la mayor parte del movimiento.

Antes de que estos actos y otros dejen secuelas en nuestro organismo, sería interesante visitar a un fisioterapeuta, someternos a su reconocimiento y seguir sus recomendaciones. Ya lo dice el dicho popular: “más vale prevenir que curar.”

Después del parto.

Cuando una mujer acaba de dar a luz, su cuerpo sufre varios cambios fisiológicos. La revista digital Cuídate Plus dice que uno de los más habituales es la aparición de problemas en el suelo pélvico. Estos pueden ser desde las incontinencias urinarias y pérdidas de orina hasta diastasis abdominal. Ten en cuenta de que para que se efectúe el parto natural, el abdomen de la mujer ha sufrido un proceso de dilatación anormal, acompañado de potentes contracciones musculares que buscaban que el niño saliera fuera de útero.

Es un milagro de la naturaleza, pero también un ejercicio físico titánico que deja secuelas en el abdomen de la mujer. El suelo pélvico deberá recuperar su forma natural y su tono muscular para llevar una vida normal después del parto. Para lograr eso, la actuación del fisioterapeuta es una ayuda inestimable.

Dice la ginecóloga Sofía Fournier, autora del libro “Las 100 preguntas sobre el embarazo”, que el momento adecuado para iniciar la fisioterapia de recuperación del suelo pélvico es pasada la cuarentena, las seis semanas posteriores al parto. Para ello, la madre debe buscar un centro cercano a su domicilio y acudir a un mínimo de 5 o 6 sesiones.

El fisioterapeuta enseñará a la madre una serie de ejercicios y le propondrá un conjunto de recomendaciones para que las pueda hacer en casa. Lo ideal sería que se fijara una rutina de ejercicios para realizarlos desde que el bebé tiene 2 meses hasta que cumpla los 8 meses de edad. La clave del éxito es la voluntad y la constancia y, desde luego, un poco de ayuda externa no viene mal. Sería bueno que también el padre se involucrara en esta recuperación, ya que estamos hablando de la salud de su compañera y la madre de su hijo.

Si practicas algún deporte.

Dice el periódico 20 Minutos en su edición digital que deporte y fisioterapia forman un binomio inseparable. La fisioterapia es importante en la práctica del deporte, tanto si se hace a nivel profesional como si lo practicamos como aficionados.

Todos conocemos los innumerables beneficios de practicar deporte, pero también debemos ser conscientes de que puede ocasionar lesiones. Un mal gesto involuntario o una descoordinación entre el movimiento y la disposición de los músculos puede acarrarnos un problema físico.

Dice el fisioterapeuta deportivo Eduardo Alastrué que la fisioterapia mejora la predisposición del cuerpo a la hora de practicar ejercicio físico y que también reduce el tiempo en el que este se recupera. Los deportistas saben que introducir las sesiones de fisioterapia en su preparación aumenta su rendimiento deportivo. Estamos acondicionando nuestros músculos, tendones y articulaciones a la actividad extraordinaria a la que vamos a someter.

Cada deporte requiere un programa fisioterapéutico diferente. No es lo mismo practicar el ciclismo, en el que la actividad física se concentra en las rodillas, los gemelos y los cuádriceps, que practicar natación, donde gran parte del esfuerzo lo centraremos en los brazos y la espalda.

Si practicamos deporte con asiduidad, la visita al fisioterapeuta debería ser habitual. Esto no quiere decir que vayamos todas las semanas. El fisio analizará nuestro caso concreto y nos fijará una fecha de visita. En este supuesto, no se trata solo de someternos a una terapia determinada, sino de llevar una monitorización de nuestra evolución física para evitar lesiones desagradables.

Ir al fisio cuando tenemos dolor.

Varios fisioterapeutas que hemos consultado para redactar este artículo coinciden en señalar que es un grave error recibir fisioterapia solo cuando tenemos dolor. Es indudable el carácter rehabilitador de la fisioterapia. Recurrimos a ella cuando hemos padecido una fractura, una luxación o una rotura de ligamentos. Pero es más interesante aún el valor preventivo de esta disciplina.

Precisamente, ponernos en manos de un fisioterapeuta evitará en gran medida que padezcamos episodios de dolor. Con sus ejercicios y asesoramiento reforzaremos nuestros músculos y articulaciones, y seremos conscientes de movimientos que realizamos con naturalidad que pueden ser perjudiciales para nuestro cuerpo. Es una forma de potenciar nuestra movilidad de acuerdo con nuestras necesidades.

Es más fácil preparar el cuerpo para que no sufra, que recuperarlo después de un accidente. Es como las vacunas, pero en un sentido más físico, menos bacteriológico. Nuestro cuerpo se siente mejor cuando se ha vacunado contra la gripe, que cuando se tiene que recuperar de la enfermedad.

La fisioterapia es un servicio sanitario elemental para tener una buena calidad de vida. Es interesante visitar de vez en cuando a un fisioterapeuta, más aún, si llevamos una vida o practicamos ejercicios que contraen riesgo de sufrir un accidente muscular.

 

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