Disfrutar de actividades que nos resultan placenteras nos aporta bienestar y añade plenitud a nuestras vidas, sobre todo cuando nos enfrentamos a ciertas enfermedades que más bien tienden a alejarnos de una vida activa y funcional, como en el caso de las personas que sufren Alzheimer y ven su capacidad cognitiva comprometida.
Las capacidades cognitivas son las que nos permiten pensar, aprender, recordar, hablar, razonar y en definitiva, son las que nos ayudan a sobrevivir y formar parte de la sociedad. Por lo que, la estimulación de estas capacidades en personas con Alzheimer aporta numerosos beneficios, ya sea con el acompañamiento de un profesional, en actividades con la familia o en hábitos que se pueden practicar en solitario y en la comodidad de sus hogares. Acompáñanos a descubrir su importancia y cuáles son.
¿Qué es la estimulación cognitiva?
Antes de poner manos a la obra, debemos entender de que tipo de actividades estamos hablando. La estimulación cognitiva se refiere al conjunto de estrategias y técnicas que ayudan a mejorar las habilidades cognitivas afectadas por la Enfermedad de Alzheimer.
Como dijimos anteriormente, las capacidades cognitivas de las personas con Alzheimer van menguando a medida que va avanzando la enfermedad. Sin embargo, suele pasar que cuando la persona empieza a notar estos síntomas, ya llevaba desarrollando la enfermedad años antes.
Así, en búsqueda de una forma de revertir sus efectos, muchos estudios han comprobado que la mejor arma que tenemos es justamente nuestra reserva cognitiva.
Esta reserva cognitiva es la capacidad que tiene nuestro cerebro de compensar el déficit cognitivo que viene provocado por una lesión cerebral o en este caso, en forma de demencia. Funciona como un «plan de rescate» cuyo potencial dependerá del estilo de vida llevado a lo largo de los años.
Para tener estas reservas altas, los estudios indican que hay que mantener una actividad física y cognitiva, alimentarse adecuadamente y tener un sueño reparador. Hábitos los cuales deben practicarse durante toda la vida y no dejarse de lado llegados a la vejez, que es cuando más se necesita de continuar con estas actividades en pro de reducir el avance de un deterioro cognitivo progresivo.
Las fases de la estimulación
Existen diferentes fases que requerirán diferentes programas de estimulación dependiendo el avance de la enfermedad.
En una primera fase o inicial, se debe desarrollar un programa de estimulación cognitiva y motora que aporte beneficios a largo plazo en la afectividad, en la conducta y en la autonomía de la persona. Comenzar en este momento será clave ya que la estimulación será más efectiva debido a que las capacidades cognitivas del paciente no están demasiado afectadas.
Aquí se trabajará la activación mental, realizando un conjunto de tareas sencillas como leer, escribir, o recordar hechos del pasado, todo lo que ayude a estimular la memoria. Además, es importante invitar a la persona a estar al día de la actualidad social, así como animarle a que siga participando en eventos que permitan la relación social, con amigos y con familiares.
Recuerda que tras un diagnóstico de Alzheimer son muchas las cosas que irán cambiando en el día a día, tanto para la persona afectada como para su cuidador y sus familiares. Sin embargo, hay que seguir intentando disfrutar de momentos de ocio y entretenimiento que le hagan feliz, dentro de una rutina normal y le den autonomía.
A medida que la enfermedad progresa, en una segunda fase, los pacientes empiezan a necesitar ayuda para realizar tareas más complejas. También en esta fase su memoria empieza a fallar, olvidando hechos recientes y mezclando recuerdos del pasado con el presente. Por esto, hay que trabajar la atención, la orientación y su memoria inmediata, así como todos los aspectos relacionados con los aspectos más cotidianos.
Por último, en la fase más avanzada de la enfermedad y la más dura, los enfermos de Alzheimer no recuerdan con claridad e incluso no conocen a la gente de su entorno más cercano, siéndoles muy complicado valerse por sí mismos. Por lo que la estimulación pasará a ser menos intensa y el apoyo se centrará en la familia, quienes recibirán toda la información y orientación del profesional.
La importancia de la estimulación cognitiva
Todas estas técnicas de estimulación cognitiva son importantes porque producen un impacto positivo importante para el paciente y sus familiares. Esto porque se trata de técnicas avaladas científicamente que pueden mejorar la calidad de vida de los enfermos, ralentizando en lo posible el avance de la enfermedad, y potenciar el mantenimiento de sus capacidades dotándoles de autonomía y dignificar, en definitiva, al propio paciente.
¿Qué se debe tener en cuenta para realizar estas actividades?
- Planificar de manera realista y ajustar las expectativas
Lo más importante es hacer una planificación de forma realista y ajustar las expectativas a las capacidades de la persona afectada y lo que de verdad puede lograr. Lo primordial es asegurarse que la persona disfruta con la actividad y que no le genera frustración o rechazo.
- Presentar propuestas concretas
La persona con Alzheimer presentará dificultades para tomar decisiones y organizar su día a día. Por eso, al preguntarle “¿qué quieres hacer hoy?” podemos no obtener respuesta. En este caso es mejor tomar la iniciativa, evaluar las posibilidades y presentarle la propuesta concreta “¿te apetece que vayamos a…?”.
- Adaptar a gustos e intereses
Al momento de diseñar y aplicar estas actividades hay que tomar siempre en cuenta las características de la persona, procurando actividades según sus intereses y preferencias.
Consejos para elegir la actividad adecuada y llevarla a cabo
- Céntrate en el disfrute de la persona y no en el resultado de la actividad.
- Ten en cuenta sus gustos e intereses. Las actividades que la persona disfrutaba antes de sufrir deterioro cognitivo pueden seguir haciéndolo sentir bien, así que hay que seguir ofreciéndolas y ayudando en su realización.
- Busca señales de disfrute y cambia de actividad si detectas cansancio, aburrimiento o frustración.
- Considera cuál es el momento más apropiado del día para la actividad. El momento perfecto es cuando pueda estar más atento.
- Adapta las actividades a las capacidades de la persona, tomando en cuenta las limitaciones sensoriales y evitando actividades peligrosas.
- Habla con la persona para que entienda todo lo que debe hacer.
Algunas ideas de actividades para personas con Alzheimer
Residencias Lanccort, especialistas en el cuidado de personas de la tercera edad con demencia senil, nos comentan algunas de las actividades que sus huéspedes con Alzheimer suelen realizar:
- Actividades cotidianas. Podemos implicar a la persona afectada en aquellas actividades domésticas que aún pueda realizar por sí misma o con algo de apoyo, o pedirle que colabore en ellas. Esto reforzará que se sienta útil y que forme parte del entorno que le rodea. Por ejemplo, en la hora de las comidas podemos avanzarle lo que vamos a comer y pedirle que participe en preparativos como ayudar a cocinar algún plato sencillo, poner y quitar la mesa, fregar los platos, etc. También podemos pedirle que nos ayude a tender la ropa, a recogerla o a doblarla, u otras tareas sencillas.
- Juegos sencillos:
- Juegos de mesa como las cartas, el dominó o el parchís, adaptando las reglas si es necesario
- Buscar objetos. Podemos esconder pequeños objetos en un recipiente con legumbres o pasta y pedirle que los busque.
- Jugar a pasar un globo
- Hacer arreglos florales
- Escuchar música, cantar y bailar. Esto porque está comprobado que la música estimula la función cognitiva, y puede contribuir a mejorar el estado de ánimo y la calidad de vida y el bienestar. Además que ya que estos efectos se potencian si las canciones tienen una vinculación emocional con los recuerdos y vivencias de la persona, podemos armar una selección de temas significativos con la que rememore momentos felices de su vida.
- Tareas de jardinería o cuidado de mascotas. Las tareas estimulantes para los sentidos como por ejemplo, el cuidado de las plantas (preparar la tierra, plantar o regar), o el cuidado de las mascotas (alimentarlas, cepillarlas, pasearlas o acariciarlas) también son muy recomendables.
- Visitas de familiares y amigos. Aunque no sea capaz de reconocer a familiares o amigos, igual disfrutará de la compañía y el afecto de estos. Las visitas de los nietos, por ejemplo, pueden ser un buen momento para proponer algunos juegos compartidos y fortalecer así el vínculo entre ellos.
- Pasear, ir al cine, a un concierto o a visitar una exposición. Si la persona se encuentra en una fase inicial no hay porqué renunciar a las actividades que le gustaba hacer fuera de casa. Eso sí, para que todo salga bien, será necesario ajustar los tiempos de paseo o visita para evitar que se canse, escoger películas o actividades adecuadas o informarse sobre sesiones especiales y actividades para personas con Alzheimer que ofrecen algunos centros culturales.
No obstante, existen muchas más actividades en las que puede participar una persona con Alzheimer, dependiendo de sus gustos y preferencias y siempre que se hagan las adaptaciones necesarias según la fase de la enfermedad en que se encuentre.