¿Conocéis a alguien a quien no le guste la bollería tradicional? Seguro que sí, porque de todo debe haber en la viña del señor, pero está claro que a la mayoría de las personas nos suele parecer una opción realmente buena tanto para desayunar como para merendar. Y es que hay pocos productos que tengan ese sabor tan característico y potente. Desde luego, ese sabor es uno de los argumentos más grandes para optar por una gama de productos que, además, cada vez es más grande y responde mejor a nuestras expectativas.
No nos extraña, por lo tanto, que sean cada vez más personas las que decidan apostar por productos de este tipo cuando llega la primera hora de la mañana o cuando la tarde se encuentra en sus momentos centrales. Sobre todo porque el sector de la bollería no solo guarda relación con una producción industrial, que es la que se encuentra más en entredicho, sino con la bollería tradicional, que es de la que os hemos hablado en el primer párrafo y la que va a copar el resto de este artículo. Esa bollería tradicional sí que es recomendable porque no tiene los peligros que sí que atesora la que es producida de una manera industrial y que se suele vender en los supermercados.
Según lo que publicaba una noticia del diario La Vanguardia, cada español consume de media unos 9 kilos de bollería al año. Es una cifra que se encuentra entre las más destacadas de toda Europa, lo que habla a las claras del arraigo que tiene este producto en el interior de nuestras fronteras. Lo que habría que analizar en este caso es qué parte de esos 9 kilos es consumo de bollería tradicional y qué parte corresponde a la industrial. De ahí podremos empezar a ver si estamos haciendo bien las cosas o no en lo que tiene que ver con el cuidado de nuestra salud.
La realidad es la de que cada día más personas han decidido cambiar sus hábitos en materia de consumo de bollería, apostando ahora más por la artesanal y dejando de lado en buena medida la industrial. Sin duda, esta es una noticia que celebramos por todo lo alto porque implica una mejora en nuestros hábitos alimenticios. Tenemos que hacer posible que esa tendencia se siga repitiendo y que los datos indiquen cada vez en mayor medida que la gente ha dejado de lado la bollería industrial para pasarse a la artesanal.
El consumo de productos ligados a la bollería en España es bastante interesante y crece año a año con varios matices que debemos poner en valor. El primero de ellos es que apostamos por los productos más sanos y elaborados de forma casera. Ya no nos fiamos tanto de lo que vemos en las grandes superficies. Por otra parte, ha crecido el consumo que se deriva de la venta online, que ya conforma un importante porcentaje en la venta de este tipo de productos. Así nos lo han hecho saber desde Cool Bakery.
Una referencia para grupos de personas muy distintos
Una de las mejores pruebas para demostrar que un producto viene ganando cuota de mercado es saber si ha calado hondo entre personas que son diferentes entre sí. Si es así, el crecimiento estará mucho más consolidado. Eso es lo que viene ocurriendo con los productos relacionados con la bollería artesanal, que ya son los escogidos por gente tan distinta como los jóvenes y ancianos, que muestran ser los dos grupos de población que más y mejor cuidan de su alimentación y que han tenido en cuenta las diferencias que existen entre los dos modelos de bollería a los que venimos haciendo referencia.
Está claro que no nos podemos conformar con eso y que la bollería más saludable debe llegar todavía a más personas. Es cuestión de tiempo que lo haga en virtud de nuestras expectativas. Hay cosas que caen son inevitables y esta es una de ellas. Por eso, el número de personas que van a consumir este tipo de productos dentro de unos años va a ser todavía más grande que el que lo hace ya. Esperamos que sea lo suficiente como para garantizar que la población española siga una dieta rica y saludable.
Nos encontramos en un momento en el que la salud tiene más importancia que nunca y en el que hay que procurar cuidarla a través de una buena alimentación. Se puede comer productos de bollería incluso aunque ese sea nuestro objetivo. Y es que la bollería, si es tradicional y artesanal, no supone una complicación para ello. Podéis darlo por seguro.