Viajes fin de curso

Da igual si estás acabando la primaria, la secundaria o la Universidad porque el típico viaje de fin de curso es lo que más ilusión hace a cualquier estudiante. Bueno, tal vez la idea de acabar de estudiar ya de una vez por todas también hace ilusión, aunque si luego te pones a pensar en un postgrado, un máster o un doctorado te das cuenta de que eso de acabar la universidad (la carrera) está sobrevalorado.

En mi época, tuve un viaje chulísimo en primaria. En teoría hicimos París-Londres, pero lo realmente guay es que recorrimos todos esos kilómetros viendo mil cosas diferentes y haciendo muchísimas cosas divertidas. Por ejemplo, la primera parada fue en Tarragona, y Port Aventura fue nuestra primera experiencia, la segunda parada fue en Andorra, donde hicimos Karts, Tirolina y una mañana de esquí. De ahí directos a País, donde hicimos el típico turismo cultural, y luego por el túnel a Londres, más turismo cultural. La vuelta, gracias a Dios, fue en avión, porque estábamos ya reventados.

Mi segundo viaje de fin de curso, en el instituto, fue a Londres otra vez, se ve que no hay mucha imaginación entre el sistema educativo en cuanto a viajes se refiere. Lo bueno es que en esta ocasión viajábamos con el profesor de teatro, por lo que además del turismo cultural al uso las mejores experiencias fueron viendo obras musicales como El Rey León.

Y mi segundo viaje, el de la Universidad, fue un crucero por el Mediterráneo (el más barato que había, jejeje) pero fue fantástico poder ver tantas ciudades europeas en tan poco tiempo: Barcelona, Roma, Mónaco, Nápoles, Túnez… una maravilla.

Sin embargo, y a pesar de que en mis tres viajes de fin de curso lo pasé genial, he de reconocer que mis mejores recuerdos, y más divertidos, fueron en el primero, y no por ver París, o Londres por primera vez, sino por todas las actividades que hicimos. De ahí que, desde entonces, en los viajes de fin de curso de mis hijos proponga siempre multiaventura.

La agencia especializada Ocio Aventura Cerro Gordo ya ha organizado dos viajes de fin de curso multiaventura en los que yo he participado, uno como acompañante de mi hijo pequeño y otro en el que no fui, pero sí ayude a organizar con ellos, el de mi hijo mayor en primaria y ambos volvieron encantados.

Y es que, al final, cualquier viaje cultural es perfecto para los niños pero siendo sinceros, con 11 años lo que aprecias no es la magnificencia del Coliseo, sino la diversión con tus amigos.

Beneficios de los viajes multiaventura

Para empezar, los niños y preadolescentes tienen la oportunidad de pasar unos días en un entorno natural que algunos no han visto en años. La ajetreada vida de la urbe provoca que muchas familias no tengan tiempo para visitar este tipo de entornos rurales y naturales, lo cual es muy positivo para los pequeños. Los beneficios que aporta a nuestro cuerpo pasar unos días en plena naturaleza son muchos.

Además, practicar deporte al aire libre es sanísimo para los niños, a la par que divertido al tiempo que fomentan las relaciones sociales gracias a la realización de actividades en equipo.

Por otro lado, si estos viajes fin de curso multiaventura se organizan con agencias profesionales, podréis contratar actividades que, además de ser divertidas, enseñen mucho a los niños, tales como supervivencia. Aprenderán a leer una brújula, a guiarse por el sol e incluso por las estrellas dependiendo en la época el año en la que estén, y normalmente también se ofrece una pequeña clase de primeros auxilios que nunca viene nada mal que aprendan.

Pero en general, el deporte de aventura aporta unos beneficios generales:

  • Sociabilidad, desarrollan habilidades sociales, respeto por el compañero e incluso compañerismo.
  • Iniciación a nuevos deportes: al practicar cosas nuevas, empiezan a desarrollar interés por deportes muy saludables como el Kayak o el ciclismo.
  • Desconexión mental: al salir de su entorno natural, la ciudad, y practicar cosas diferentes, los niños consiguen una desconexión mental total que también necesitan de vez en cuando. Es como un reseteo que les pone en “solfa” para volver a la rutina un año más.
  • Motivación: practicar nuevas actividades favorece la motivación y la curiosidad por descubrir nuevos entornos y deportes.

Este tipo de viajes, sobre todo en primaria y secundaria, son en mi opinión, los ideales para celebrar un fin de curso y, además, suelen ser más económicos que otros que suelen proponerse.

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