Un buen decantador

Con total seguridad, habrás leído o escuchado en más de una ocasión la palabra decantador. Seguramente, sepas que esta palabra, hace alusión a un recipiente de cristal directamente ligado al mundo del vino. Lo que a lo mejor no sabes, es para que se utiliza realmente este recipiente que puedes encontrar en diferentes formas y diseños. Tal vez sea para servir el vino de una manera elegante, quizá puedas confundirlo con un porrón de vino y pensar que puedes beber directamente del mismo.

Si te gusta el vino tendrás los conocimientos necesarios sobre este objeto que acompaña las mejores mesas en las que se sirve el vino. Aunque también es posible que como a muchos amantes del vino, no se les haya presentado nunca la duda sobre las funciones del decantador. Porque si, el decantador tiene su función, como todo lo que rodea a la cultura del vino. Desde el mismo corcho que cierra la botella hasta la copa en la que se sirve, está pensado para que, degustar un buen vino, se convierta en toda una experiencia organoléptica.

Así que si te interesa el mundo del vino o simplemente quieres hacerte el o la interesante en cualquier evento en el que se sirva este líquido elemento, sigue leyendo. En este post, vamos a averiguar para cual es la función de un decantador y todas las cosas que surjan en torno a este recipiente, generalmente, tan elegante. Para hacer posible todo esto, nada como visitar páginas como Cristafiel, expertos en copas de vino grabadas, donde el cristal es el elemento estrella y el decantador uno de sus artículos más demandados.

Los amantes del vino saben perfectamente como disfrutar de una buena copa de vino. Es más, su filosofía se centra en ese disfrute como algo único. Para apreciar todo el potencial que ofrece un vino, es fundamental disponer de los accesorios adecuados: desde el decantador hasta el sacacorchos. Cada uno de estos elementos, tiene un papel concreto dentro de la cata, así como la capacidad de poder influir significativamente en la calidad de la experiencia de degustación.

Más que un recipiente

El paso del tiempo ha dado como resultado el desarrollo de accesorios cada vez más precisos y sofisticados para deleite de enólogos y amantes del buen vino cuando llega el momento de la cata. El objetivo de todo este despliegue de herramientas, es poder apreciar al máximo todas las propiedades y características organolépticas que ofrece el vino. Además de que a nivel estético, pueden ayudar a mejorar la presentación del vino, algo muy importante cuando se sirve a invitados o catadores profesionales.

Dentro de todos los accesorios que un buen catador o servidor de vino debe utilizar, uno de los más destacables, es el decantador, una de las herramientas más imprescindibles en el momento de una cata. Su uso, conlleva unas ventajas seguramente desconocidas para muchos.

Como bien sabemos, sea por que nos gusta el vino o simplemente porque forma parte de la cultura popular. El vino es una bebida de gran complejidad. Posee diferentes aromas y sabores, conjugados dentro de una misma copa. No es necesario buscar un sabor en cada vino, basta con apreciar el que se tiene en la copa. Para percibir todos esos aromas, sabores y matices, evidentemente hay que hacer una degustación. En este momento, el decantador es el accesorio clave con el que debe contar un buen amante del vino.

El decantador se caracteriza por tener una forma similar a la que tiene una ánfora. Siempre se fabrican de cristal, por lo que si no es de cristal, no es un decantador. Su función es la de separar el sedimento del vino y airearlo para mejorar su sabor. Todos los vinos se benefician de un decantado, su uso es generalmente cuando se abren vinos tintos. No en vano, los tintos cuentan más historias que los blancos, debido a sus matices, proceso y degustación.

Cuando un sumiller, catador o simplemente, consumidor, se encuentra frente a un vino maduro, el proceso de decantación va a ayudar a que se abran los matices del caldo. De esta manera, se resalta su estructura aromática. Así mismo, puede ayudar a mejorar la degustación de los vinos más jóvenes. Es más, la decantación reduce la astringencia y acidez, suavizándolos y haciéndolos más fáciles de beber.

Por lo tanto decantar el vino va a tener varios efectos sobre el vino: el principal de ellos, airear. Tras estar encerrado en una botella durante mucho tiempo, el vino tiene algún aroma a cerrado o incluso humedad poco deseados. Estos son denominados como aromas de reducción no deseados y con la decantación, desaparecen. Otro efecto que se produce es la oxigenación del vino, permite que se abra y se potencien los aromas. En el caso de no decantar el vino, hay que abrir la botella entre treinta y cuarenta y cinco minutos antes de su degustación. Por último, su consumo se realiza en las condiciones adecuadas de servicio. Además de separar lo posos naturales del vino y evitar que caigan en la copa.

Tipos de decantadores y como utilizarlos

En la actualidad, podemos encontrar multitud de decantadores de vino, en función de su diseño y utilidad. En esta ocasión, vamos a poner la atención en su utilidad que, por otro lado, se relaciona con su diseño. En este sentido, distinguimos dos tipos de decantadores: de máxima oxigenación y de mínima oxigenación.

Dentro de la categoría de decantadores de máxima oxigenación o aireadores, encontramos aquellos que debido a la anchura de su boca y la estructura de sus paredes, permite que el vino rompa al caer en su interior y así se oxigene o airee. Con este acto, se eliminan los aromas de reducción, esos que recuerdan a una cueva o habitación cerrada. Es el más adecuado para utilizar con vinos reserva y gran reserva.

Sobre los decantadores de mínima oxigenación, podemos decir que son los que poseen una boca estrecha y una inclinación de las paredes menos pronunciada que hace posible que el vino se deslice por sus pareces sin romper. De este modo, conseguimos la función que queremos sin que tengan lugar oxidaciones indebidas. Es el decantador adecuado para eliminar los posos del vino, acumulado por el paso del tiempo en la botella, y no es necesario que el vino se abra.

Vinos jóvenes que deben decantarse por no estar filtrados, son habitualmente decantados en este tipo de decantadores. Al separar los posos naturales del vino, impiden que los mismos lleguen a la boca y produzcan sensaciones poco agradables.

Los expertos en la materia, aseguran que es bueno tener los decantadores acompañados de instrumentos de gran utilidad para la decantación: estos son la vela para visualizar la situación del poso a través del cristal y los embudos. De estos últimos, podemos encontrar otros dos tipos, cada uno diseñado para desempeñar una función al decantar el vino, filtrarlo u oxigenarlo. Podemos por lo tanto encontrar embudos con caño inclinado y filtro y embudos de aireación que gracias a las estrías del caño, expanden el vino hacia las paredes del decantador con fuerza, provocando la deseada aireación y oxigenación.

Para utilizar correctamente un decantador de vino, es necesario seguir unas pautas. Este elemento, es una herramienta profesional pero fácil de utilizar. Se trata de un accesorio sencillo y efectivo al mismo tiempo, por lo que cualquier amante del vino que desee apreciar el caldo en toda su plenitud, puede beneficiarse de lo que genera un decantador. El efecto es el mismo, con independencia de que se utilice en un contexto de cata o para consumo propio. Los pasos a seguir, son los siguientes:

  • Preparación. Asegurarse siempre de que el decantador este limpio y seco. En caso contrario, puede verse alterado el sabor del vino.
  • Abrir la botella de vino. Es importante en este paso, no dañar el corcho. Si se rompe, debe retirarse con cuidado para evitar que caiga en la botella y por supuesto, en el decantador.
  • Se vierte el vino lentamente en el decantador, se hace despacio para evitar que se perturbe el sedimento del vino. En el caso de que hay mucho sedimente, se puede utilizar un filtro que asegure su completa eliminación.
  • Decantación. Una vez que el vino está en el decantador, hay que dejar que repose para que se airee. En función del vino y su edad, ese tiempo variará. Los jóvenes necesitan menos tiempos que los maduros. En el primer caso, suele ser suficiente con media hora. Con un vino viejo, se aconseja dejarlos varias horas. Durante ese tiempo el vino se airea y se potencian las notas gustativas y aromas.
  • Cuando pasa el tiempo aconsejado de decantación, es importante servir el vino de forma correcta. Se recomienda elegir la copa más adecuada en función del tipo de vino. Cabe recordar que las copas y sus formas, tienen la función de resaltar las características organolépticas de cada vino. Las más redondas, tipo burdeos, son las más adecuadas para el vino tinto.

Además de todo esto, pasos sencillos de seguir que no suponen el mayor esfuerzo, pero proporcionan la mejor experiencia, es importante asegurarse de que la temperatura de servicio sea la adecuada. Tintos a temperatura ambiente o ligeramente refrigerados, que no fríos y blancos y rosados, mejor fríos, que no refrigerados.

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